A quien enviare

Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.  Isaías 6:8

 

Este es el llamado de  Dios y muchas veces suena su voz delante de nosotros,  sin embargo no todas las veces esa voz encuentra un receptor comprometido, y es que cuando oímos la palabra servicio cristiano por parte de nuestros pastores pensamos que nosotros no estamos capacitados para enfrentar una responsabilidad con la Iglesia.

   

Muy favorable para la Iglesia seria encontrar hermanos con la motivación y compromiso como el profeta Isaías,  cuando respondió al llamado  “Heme aquí,  envíame a mí”,  pero tristemente no todas las veces ese llamado encuentra a hombres o mujeres con disposición al servicio de Dios. 

 

Un ejemplo de servicio y motivación es el de aquel hombre llamado  Saulo cuando le contestó al Señor Jesús y le dijo: Señor, que quieres que haga.  Hechos 9:6  aquí vemos que al oír la voz del Señor Jesús, Saulo se propuso hacer lo que el Señor le pidiera.

 

Siguiendo el ejemplo de Pablo una vez convertido en Apóstol de Cristo él supo encausar en otros el mismo ejemplo de su experiencia propia en el servicio a Dios,  recordemos estas preciosas palabras dichas a Timoteo..  Pero tú vela en todo, soporta las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio. 2da. Timoteo 4:5.

 

 Considerando estas palabras entendemos que velar es sinónimo de estar apercibido o atento,  es decir una persona que está pendiente de todo el entorno que compromete el trabajo para Dios desde cualquier servicio por mínimo que parezca;  pues todo trabajo en la Iglesia siempre será valioso para Dios.  Lo contrario a velar o sobrio es aquella persona débil,  es decir vulnerable a cualquier cosa y que perturba su visión y por ende el servicio a Dios,  pudiendo ser la misma pereza,  la apatía y lo más grave la falta de amor a la Iglesia y a Dios mismo.  Por eso el Apóstol recomendaba a Timoteo a estar sobrio,  es decir velando y pensando en todas las necesidades que incluían naturalmente el trabajo espiritual,  pues concluye y motiva a Timoteo a cumplir su ministerio,  una labor por demás loable y llena de gozo cuando se hace con amor y dedicación por enseñar a otros.  

 

El servicio cristiano en la Iglesia incluye varias necesidades o labores en las que podemos apoyar,  y para ello el pastor como responsable junto a la Iglesia deben elegir hermanos responsables y diligentes que quieran aprender y desarrollar un trabajo digno para Dios,   entendiendo que habrá personas quienes no tengan conocimiento o experiencia hacia trabajo que emprender,  pero si se tiene la voluntad es mucho mejor, pues de nada servirá una habilidad y capacidad en algún miembro si no hay voluntad de servir a Dios. 

 

Recordemos aquellas historias de Moisés,  un siervo de Dios que se rehusaba en un principio a servir al Señor pues se sentía incapaz, mas sin embargo Dios le dijo: Ve, porque yo seré contigo.  Éxodo 3:12.

 

Después de la muerte de Moisés, Dios le pidió a Josué  llevar a su pueblo a la tierra de Canaán diciéndole: Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como yo fui con Moisés, sere contigo; no te dejaré, ni te desampararé.

Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Josué 1:5-6

 

Ahora bien que virtudes debe desarrollar o haber en un hijo de Dios con visión de servir? 

  

Seguramente Dios vio tanto en Moisés y Josué dones especiales que los hizo electos para su obra.  Veamos los siguientes aspectos requeridos una vez que decidimos participar en el servicio a Dios,  estos aspectos pueden ya poseerse o bien necesitan ser desarrollados en los miembros de la Iglesia,  tampoco quiere decir que quienes no participaran en un comité o fraternidad no deban considerarse aplicar a su persona.

 

Fidelidad.  Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.  Mateo 25:21

 

Responsabilidad.  No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.  Hebreos 10: 25

 

Humildad: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros.  Filipenses 2:3

 

Fervientes:  En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu, sirviendo al Señor; Romanos 12:11

 

Constancia: Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. 1ra. Corintios 15:58

 

Apoyo en equipo:  Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;  Efesios 4:3

 

 Como vemos hay varias virtudes necesarias para un buen a servicio Dios,  y todos podemos desarrollarlas a fin de lograr mejores resultados para la Iglesia, y la obra de Dios.

 

El propósito de nuestra vida desde un punto de vista natural y común es buscar nuestros propios logros personales, sin embargo para encontrar una verdadera satisfacción y paz interna debemos cumplir el servicio a Dios pues ahí está la vocación más sublime de la que Dios se agrade.  Por eso la siguiente vez,  que escuche la voz del Señor,  preguntando a quien enviare?  No dude en responder “Heme aquí envíame a mi”

 

Paz a vosotros.!

 

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